El portero decidió ponerle fin a su carrera en el fútbol profesional a los 40 años. Su último club fue Banfield y aprovechó para dejar un sentido mensaje.
Marcelo Barovero se inició en Porteña Asociación Cultural y Deportiva para luego llegar a las inferiores de Atlético de Rafaela. Con la ‘Crema’ debutó en el 2003 y en 2005 y 2006 fue elegido como el mejor arquero del Nacional B, donde militaba el equipo santafesino. En la temporada 2007-08 jugó en Huracán y a mediados de 2008 se mudó a Vélez. Con el Fortín logró su primer título cuando se consagró en el Clausura 2011.
En el 2012 desembarcó en River Plate, donde se vio la mejor versión del arquero. Fue múltiple campeón y conquistó el Torneo Final 2014, Copa Sudamericana 2014, Recopa Sudamericana 2015, Copa Libertadores 2015 y subcampeón del Mundial de Clubes tras caer ante Barcelona.
Después tuvo pasos por Necaxa, Monterrey, Burgos, Atlético de San Luis y Banfield, que fue su regreso a la Liga Argentina.
“‘El papá del arquero’. Esas palabras del DT Ángel Rizzutto sigo sintiéndolas como si fuese hoy y no aquella tardecita de otoño de 1998, cuando estaba probándome y siendo elegido por Atlético de Rafaela, sin imaginar que comenzaba este inolvidable camino al que hoy he decidido ponerle FINAL”, posteó en sus redes sociales.
“Pasaron muchos años… El fútbol me fue colocando en lugares únicos, impensados, y con la fortuna de dejar alegrías inolvidables para los hinchas de cada club (siempre junto a los más valiosos… Mis compañeros). Me diste mucho más de lo soñado, jamás diré que esto fue un sacrificio, sólo era esforzarme para hacer el trabajo como se debe. Me vieron jugar mis abuelos, mis padres y mis hijos. No puedo pedir más”, añadió Marcelo Barovero.
Le dedicó unas palabras a sus seres queridos, en especial a su mujer: “Gracias a todos los que me acompañaron, guiaron y me hicieron crecer. También a tí, Sol, que me diste cada día la tranquilidad de marcharme sabiendo que ibas a cuidar de nuestros hijos y tuviste la valentía de transformar cada casa en un hogar sin importar el lugar”.
“A partir de ahora empezaré a transitar otro camino, ilusionado de lo que puede venir, porque aprendí que la vida es como un partido, por más que lo imagines de mil maneras diferentes, siempre te traerá alguna historia nueva. Gracias”, finalizó.