Los bávaros fueron una aplanadora en su visita al Bochum y avanzan imparables a su undécimo título consecutivo en la Bundesliga. El crack senegalés Sadio Mané destacó en el insaciable equipo que dirige Julian Nagelsmann.
El reinado del Bayern Múnich no tiene fecha de caducidad en la Bundesliga alemana y así como ha ensamblado su equipo Julian Nagelsmann para esta temporada, al menos en Alemania no hay rival que le moje la oreja. Y es que a diferencia del año pasado que fue su debut, el joven DT germano de 35 años aprendió de sus errores y convirtió al Bayern en un equipo insaciable, pero equilibrado. Por lo que no sería extraño que se adjudique su undécimo título consecutivo, a pesar de que recién se ha jugado la tercera jornada y todo parecería prematuro.
Lo de hoy al menos fue un auténtico festín para los bávaros, tras destruir al Bochum con una actuación destellante del senegalés Sadio Mané, autor de un doblete, y a pesar de la ausencia de la perla Jamal Musiala, su jugador estelar que sufrió una lesión en la previa. El encuentro fue de un solo lado a partir del primer tanto que llegó apenas a los tres minutos, por intermedio de Leroy Sané, luego de una destructiva combinación en velocidad. A partir de ahí, la agonía del local fue lenta pero constante.
Aunque también fue la jornada del defensor neerlandés Mathijs de Ligt, quien celebró su primera titularidad con su primer gol oficial con la camiseta roja de Baviera. Otro aspecto para destacar en esta paliza descomunal fue el gesto deportivo de Mané, ya que tras marcar un tanto apoyado por su mano, hizo gestos de que había cometido un acto ilícito. Noble gesto de la estrella africana, justo en el momento que los muniqueses ya iban ganando por un contundente 4-0.
El segundo tiempo continuó con la misma dinámica y pese a que el Bayern rebajó mucho la intensidad en cada acción, pudo celebrar tres goles más con el aporte de los jugadores que entraron desde el banquillo como el caso de Serge Gnabry. Eso hace diferente a este Bayern con el de la temporada pasada, porque es difícil descifrar cada movimiento de sus atacantes al no jugar con referencias de área y cualquier jugador puede aparecer para anotar bajo los tres palos. Como siempre, este Bayern es candidato claro al título de Champions League, pero ahora tiene el hándicap de la lección aprendida de la temporada pasada.