Los ‘Leones del Atlas’ hacen historia en la Copa del Mundo de Qatar 2022 tras vencer por 1-0 con un imponente gol de Youssef En-Nesyri a una selección lusitana sacudida por los conflictos internos entre el DT Fernando Santos con su estrella Cristiano Ronaldo.
Aclamada por la multitud musulmana que repletó los estadios de Doha todos los partidos, Marruecos rompió la barrera que separaba a los equipos de África de las semifinales de una Copa del Mundo y, además, siendo el verdugo de otra selección europea. Esta vez venció por 1-0 a Portugal, selección que quedó aturdida a los 42′ por el imponente gol de Youssef En-Nesyri y acosado por un rival que se hizo fuerte en campo propio y después se fue soltando, de la mano de Amrabat, Hakimi, Amallah, Boufal, Ziyech y Ounahi.
Portugal apeló a los desplazamientos cortos para avanzar y generar peligro, pero el camino que buscaron Bruno Fernandes, Bernardo Silva y João Félix tuvieron pocos espacios para pensar en la zona defensiva marroquí. Los tres se perdieron entre los fornidos zagueros en los balones divididos y estuvieron más pendientes de desequilibrar por su cuenta que de generar ventajas. Y en esa pugna, En-Nesiry aprovechó un envío de Attiah-Allah para saltar más alto que todos.
Angustiado, el DT portugués Fernando Santos tomó una decisión de urgencia a los 50′, quitó al volante central Rúben Neves, al lateral zurdo Guerreiro y al delantero Ramos, para cargar con Cristiano Ronaldo, Rafael Leao y Joao Cancelo para asustar a los magrebíes con más presencia en el área. Talvez ahí surgieron más opciones de ataque y el mismo Cristiano tuvo una clara que atajó el guardameta Bono en dos tiempos. Ese fue el fin de todo para esta eliminatoria tan apasionante.
Perdida la honra, también se perdió el barco para Portugal. La gloria fue de Marruecos, que además de defenderse con garra administró bien la pelota y acabó produciendo más y mejores ocasiones de gol en el curso de su sensacional aventura. Con uno menos, por expulsión de Walid Cheddira, el equipo liderado por Amrabat desencadenó el frenesí, camino de la gloria en un Mundial que podría depararle más gestas épicas.